Aragón Digital habla sobre los inicios del Centro Natación Helios

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Aquellos primeros chapuzones a las orillas de nuestro río más celebrado junto a la arboleda de Macanaz, colmaron de libertad las incursiones acuáticas llegadas en los años 20 del siglo pasado a través del Centro Naturista Helios.

El bienestar se abría paso en la ribera del Ebro en su margen izquierda con la llegada del naturismo hace cien años. Una moda supuestamente estrafalaria seguida por la burguesía más adelantada que se hacía eco de las tendencias vegetarianas, esperantistas y nudistas de dudosa moralidad, permaneciendo al aire libre sin más objetivo que el disfrute personal, la mejora de la salud aprovechando las frescas aguas del río y los rayos de sol bañando la piel.

Los primeros “sport-men” que coparon las orillas del Ebro compartieron los ecos llegados desde Europa para contagiar a los suyos de esta nueva tendencia. Lo hicieron realizando sus ejercicios gimnásticos que cualquiera podía imitar proyectando además actividades sociales como la apertura de una biblioteca naturista, jardines, escuelas al aire libre y zonas de baño para señoras, entre otras.

Había llegado una nueva forma de beneficio personal abierta a cualquiera que estuviera dispuesto a aceptarla.
Decía Leoncio Labay, presidente del propio centro naturista, cuya sede social se encontraba entonces en la calle de Antonio Pérez nº 6, mientras construían sus instalaciones, lo inaceptable de que en una ciudad como Zaragoza todavía hubiera casas sin ventilación ni luz natural o cuartos de baño en 1925. Afirmaba rotundamente que las muertes provocadas por las enfermedades asociadas a la falta de higiene y aireación en las casas eran muy superiores a las producidas en cualquier guerra sufrida hasta la fecha, por lo que reclamaba medidas urgentes para mejorar la situación y una de ellas era la apertura de un centro como el que él publicitaba. Razón no le faltaba.

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